martes, 17 de mayo de 2011

PREMIAN CON UNA OREJA A EL ZORRO EN LA MIXTA DE VILLASEQUILLA

Lunes 16 de mayo. Lleno en los tendidos de la toledana plaza de Villasequilla. Cuatro novillos de D. Juan Carlos García Rivera para los novilleros con caballos Raúl Sáez (silendio y oreja) y Gómez del Pilar (dos orejas y oreja) y dos más de la citada ganadería para los novilleros sin picadores Juan Romero “El Zorro” (oreja) y “El Chano” (oreja).

El torero cordobés fue un torbellino con el capote a la verónica, sacándose al animal hacia el centro del ruedo y dejando una gran media. Sorprendiendo a propios y extraños, El Zorro puso banderillas en una suerte plagada de emoción, ya que era necesario ganar la cara al toro. En el primero se dejó ver y vendió perfectamente el tercio, muy coordinado con la música que estaban tocando. En el segundo par, esta vez por el pitón izquierdo, el novillo le recortó muchísimo el viaje y le arroyó despidiéndole hacia arriba y propinándole ya en el suelo un fuerte varetazo en el gluteo, aunque plantó las dos banderillas en lo alto. Hubo un tercer par muy cerrado por el pitón derecho donde nuevamente clavó los palos perfectamente y donde lo ajustado de éste hizo que algunos aficionados aplaudieran en pie al torero.



Juan anduvo muy poderoso, doblándose en cada muletazo, de menos a más. Se vieron pases muy hondos y profundos por el pitón derecho, de manera que a la tercera tanda el animal ya estaba totalmente entregado. En señal de valentía hincó una rodilla en tierra, con el tendido en pie, a sabiendas del riesgo y de que se la estaba jugando. Mientras daba unas ceñidas y emocionantes bernardinas, el joven espada se volvió a ver prendido, en esta ocasión por la pierna derecha, siendo volteado y lanzado al suelo con un duro golpe, aunque de nuevo sin consecuencias. El castigo recibido pasó factura y, justo de fuerzas, perdió los máximos trofeos por pinchar al astado. Ya al cuarto intento mató de un gran estoconazo que sirvió para que el público agitara los pañuelos blancos. Finalmente se premió su sufrimiento y entrega con una oreja.

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